Ensanchar el cuidado 🤲
La necesidad de una ética del cuidado, por qué deberíamos extenderla hacia vidas no humanas y visiones renovadas para relacionarnos con la naturaleza
Las pensadoras feministas llevan décadas defendiendo la importancia de situar el cuidado en el centro. Cuidar es, como bien dice Raquel Pelta, tejer redes de vida; significa interconexión e interdependencia e implica empatía, responsabilidad, generosidad, amabilidad, compasión, atención, afecto y la capacidad de escuchar las voces que son menos perceptibles.
La autora nos habla en el texto sobre la relación entre diseñar y cuidar, y plantea la necesidad de poner en práctica una ética del cuidado. Pero ¿cómo podría cuidar el diseño? Aquí un par de ideas clave: (1) Diseñar con sensibilidad ecológica y compromiso ético y político. (2) Diseñar tratando de «mantener, perpetuar y reparar nuestro “mundo”, de forma tal que podamos vivir lo mejor posible».
La acción de cuidar debería ser cosa de todes. Hilary Cottam pretende rediseñar el Estado del bienestar utilizando el poder de las relaciones. El Código de diseño para sistemas de cuidado radical ideado por esta diseñadora describe seis principios que, según la autora, si se ponen en práctica (y se dotan de recursos), podríamos pasar de los sistemas de bienestar del siglo XX (cada vez más gastados, transaccionales y fallidos) a los sistemas de apoyo del siglo XXI (compartidos, relacionales y generativos). Los podéis leer en inglés aquí (págs. 15 y 16).
Si ampliamos el círculo del cuidado e incluimos a las especies no humanas hablamos de conservación ambiental. El modelo tradicional de conservación que conocemos se basa en la protección de áreas naturales de los impactos de nuestro modelo industrializado, permitiendo al mismo tiempo que el extractivismo de recursos naturales y materias primas continúe en otros lugares. Esta manera dicotómica de entender la conservación, lejos de conservar nuestros ecosistemas, lo que ha producido es una alarmante pérdida de biodiversidad.
Ahora bien, ¿existen otros modelos de conservación que rechacen el crecimiento ilimitado y no promuevan una ruptura territorial? Sí, la conservación convivencial, un nuevo enfoque que propone reincorporar las «áreas protegidas» a su entorno social, político y ecológico. En otras palabras, para poder realizar con éxito una buena conservación de la naturaleza es necesario una confrontación y transformación profunda de la economía política global en la que está inserta. La conservación convivencial es postcapitalista y poscrecentista.
Esta visión ampliada de la conservación también nos empuja a repensar nuestra forma de interactuar con la naturaleza. Si nuestra relación con el medio natural está truncada por esa falsa dicotomía entre naturaleza y cultura, ¿podemos hacer algo con el mundo después de haberlo llevado frente al abismo?
«cuando alguien muere lloramos / formamos parte del ritual / nos abrazamos nos entregamos / sin mesura / a la despedida / por qué no puedo hacer lo mismo / con un arroyo / un sendero un pantano / una dehesa una familia de árboles / un rebaño un árbol / un ser que se desvanece»
Unos versos de Fuego la sed, de María Sánchez